Cuando los niños empiezan a ser capaces de leer de forma independiente, hacia los 6 ó 7 años, aún no son capaces de realizar abstracciones complejas, ni de seguir razonamientos largos. Por eso sus primeros libros tienen que seguir llenos de dibujos, y el texto a leer debe ser sencillo, con frases cortas y vocabulario adaptado a su edad.
Es a partir de esta etapa, en la que muchas veces se les obliga a leer en las escuelas, cuando el niño corre riesgo de empezar a sentir rechazo por los libros, especialmente si comienza a ver la lectura como una obligación, y se empieza a sentir perseguido. También es el momento en que empiezan a leer a solas, y a menudo esa independencia nos lleva a "desentendernos" un poco del tema de la lectura, especialmente si coincide con la época en que dejamos de contarles cuentos por la noche (y no debiera ser así).
Por eso a esta edad necesitan sentirse acompañados, pero no agobiados, y para ellos es importante que nos interesemos por lo que leen, lo que aprenden de esos libros, lo que les llama la atención, e incluso que de vez en cuando, leamos un poco con ellos, o para ellos, de forma que sigan sintiendo a sus padres muy cerca. El niño está casi preparado para dar el salto a la verdadera lectura, a nutrir su cabeza con libros de forma autónoma...
Pero ellos no lo percibirán inmediatamente, y necesitan seguir alimentando la idea de que un libro es una buena forma de pasar el rato con papá y mamá. Ahora ya no llevaremos la voz cantante, ni le ayudaremos con la lectura en sí; ahora se trata de hablar del libro, de lo que dice, de lo que pensamos sobre él... es la antesala de lo que en muy poco tiempo ocurrirá en su propia cabeza, pero al principio nos necesitará más cerca, para saber qué hacer con lo que le dicen los libros.
Y así, casi sin darnos cuenta, comprobaremos que en poco tiempo lee de forma totalmente autónoma, apasionadamente, y que voluntariamente se olvida de los libros con muchos dibujos, porque encuentra más interesantes las palabras.
Teniendo en cuenta todos estos cambios, los libros más adecuados a esta edad deberían:
· Tener historias coherentes, con cierto orden y sentido, que pueda seguir fácilmente por medio de palabras. Los cuentos alocados, que pueden parecernos a nosotros mismos muy divertidos, a esta edad es mejor que sean contados, y si no esperar a que el niño se maneje mejor entre las letras. Por supuesto, esto no quita que sean historias muy imaginativas, pero dentro de una estructura principal más coherente.
· Deben seguir teniendo dibujos, pero a medida que tengan más soltura, deberán ir dejando paso al texto escrito. En este periodo los dibujos pierden importancia como medio, por lo que ya no será tan importante que sean sencillos y fácilmente comprensibles e identifiicables para el niño.
· También según crece el niño, es menos importante que la edición sea resistente y de tapa dura. A esta edad ya debe haber aprendido a respetar los libros y tratarlos con cuidado
· Finalidad: en esta época los libros y cuentos siguen siendo el mejor vehículo para enseñar valores y conocimientos. Como no leen con mucha soltura y su tiempo es limitado, deberíamos aprovechar cada una de sus lecturas para transmitirle una enseñanza.
· Es un buen momento para empezar con poesía (rimas sencillas, nada de verso libre). Ahora empiezan a captar la sonoridad de las palabras y a leer las frases de un tirón, pudiendo darles la entonación adecuada. La búsqueda de las rimas les ayuda a agilizar su capacidad lectora y a anticipar el texto.
· Aunque será bueno empezar esta época con historias cortas que puedan leer de una vez, en poco tiempo las historias podrán ser más largas, de forma que ´el niño se acostumbre a retomar una lectura donde la ha dejado. Para esto son especialmente indicados los libros formados por pequeños capítulos e historias que forman parte de un todo más amplio.